Una década siguiendo el rastro que ha dejado el tiempo caer
en la vereda de la vida...
Los suaves pétalos de una hermosa criatura, mirada picara, intensa y
tierna como la misma inocencia, piel suave y rosada como terciopelo, tienden
los risos dorados ondeando travesuras en el viento, con una sonrisa brisa se
hace paso cada día con un porte de inigualable gallarda, tal parece que vino a
revivir un sueño de quimera y que nació para desplazarse entre la multitud que
se asombra de su innata competitividad.
Cada pétalo cae silente y ella va detrás recogiendo cada uno…
para construir un buque en el tiempo, que un día no podrá impedir que se lo
entregue y le pueda amar con libertad, porque ya los pétalos habrán cambiado de
ingenua inocencia a dulce adolescencia.
Cuestión de tiempo…
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