domingo, 5 de abril de 2015

A ciegas

El mismo día, en el mismo lugar, la misma persona…

Un sabor dulce-amargo que seca el paladar, donde la saliva se detiene creando un nudo que se vuelve difícil de desentrañar y torna los pensamientos de un hermoso sueño del que no quieres despertar, sorprendido en una telaraña de musarañas que deseas zarandear y desandar en el tiempo.


Sorprendida en una telaraña


Una confesión donde el testigo lo fue el aroma del café y la lluvia que desplegaba como cortina los sueños de un corazón ilusionado.

Se hace el silencio con un grito mudo del cuestionamiento…casualidad, propósito, advertencia.


Solo el tiempo dictará un veredicto donde se
escuchará el repicar del amor y la invaluable soledad.

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