Cada mujer tiene un lugar predilecto en su hogar donde
realizar una faena y justo allí hablar sola como loca, sí, porque todos
hablamos solos…pero hoy te contaré sobre mi amiga Tita.
Ella tiene un “laundry”
grande y acogedor, pero siempre por alguna razón lo tiene hasta el tope, es una
de las tareas que ella debe de hacer porque es tanta la ropa que bien podrían encontrarla
a ella sumergida entre la textura y el colorido.
Pero hay piezas que ya lavadas las tiene que tirar al cesto
de ropa sucia, éstas las ensució con sus lágrimas…
Este es el espacio donde ella
huye de todo el mundo, irritable es que la interrumpan cuando labora allí,
porque es donde ella llora y gime por un pasado sin memoria y un presente en el
olvido, a veces hay piezas de ropa que si hablaran dirían que fueron víctimas
del maltrato y la opresión por el sufrimiento de cosas que en la vida no tienen
explicación.
En este lugar viene a su mente recuerdos de lo que pudo ser
y no fue, se canta y se llora como decimos los boricuas, pero es que no es fácil
lo que le ha tocado vivir, detrás su armario tiene una calavera de incalculable
peso, solo ella en realidad sabe cuánto pesa…(Todos tenemos una guardada en
nuestro armario)
Unas veces la suelta porque sabe que en sus fuerzas no puede
con ella, pero otras tantas camina con ella a cuestas sin querer y sin darse
cuenta.
Cuando regresa a refugiarse en su “laundry”, vuelve y la
suelta, pero hay momentos que después de haber pasado tanto rato doblando la
dichosa ropa, de hablar y pelear con ella, la tira en señal de desesperación,
pero al doblarse a recogerla es que se calma entre sollozos porque sabe cuan vulnerable
es.
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