Arte realizado por kyccart |
La vida pega tan fuerte, que a mi entender en algún momento
se nos ocurrió la idea descabellada, de retroceder en el tiempo, algunos desde
el vientre, otros al mismo vacío existencial. Pero la gran mayoría en alguna
época determinada.
Algunos la vivirían exactamente igual, quizás puedan
entender que no se arrepienten de nada y están satisfechos con lo logrado.
En mi país hay una frase muy popular “desearía ser más
joven, pero con la madurez de ahora”, imposible…cambiaríamos de una forma trascendental
el proceso de vida.
Algunos queremos retroceder, para no cometer los mismos
errores, somos tan imperfectos, nuestra inclinación es hacer lo malo, lo único
que tenemos que hacer para pecar es nacer. La herencia de Adán, está fragmentada
en nuestra carne.
Cuando vivimos sin Cristo, llevamos una vida desordenada,
algunos crecen en el evangelio, pero igual son pecadores. Dios no tiene escala
de pecados, ni primos, sobrinos y mucho menos nietos.
Tiene criaturas e
hijos, cuando le conozcas verdaderamente, sabrás cuál de los dos eres…
Cuando Cristo no se ha cruzado en nuestro caminar, vemos las
cosas diferentes, hacemos buenas obras y muchos creen que si no le hacen daño a
nadie, todo estará bien.
La verdad es…
Que si un día puedes dar testimonio que el Caballero de la
Cruz se cruzó en tu caminar, el Espíritu Santo te convencerá de pecado y te
llevará al arrepentimiento, entonces tus ojos serán abiertos a la vida espiritual
y, con dolor y arrepentimiento podrás ver la clase de vida que llevaste.
Que difícil es reconocer que hemos hecho tanto daño, que
hemos destruido relaciones, hemos marcado vidas y provocado grandes heridas.
Entonces lo más difícil continúa cuando entiendes que el
proceso de cambiar es doloroso, aunque es diferente en cada uno, aún siendo
cristianos continuamos luchando con una serie de actitudes que debemos de
trabajar.
No existe una varita mágica que te hará ser una persona
totalmente cambiada de un día para otro, es un proceso personal, riguroso,
doloroso, angosto y lleno de pruebas.
Morir poco a poco al yo, ceder tu voluntad, dejarlo todo por
seguirle a Él, tiene un precio. Pero bien vale la pena, cuando alcanzas a
comprender que el precio que El pagó por ti, canceló toda deuda cuando expiró y
dijo, “CONSUMADO ES”.
Vivir con Cristo, bajo su perfecta voluntad, es una vida
llena de grandes satisfacciones, es una aventura continua, es una vida con
propósito, es sentir que estás lleno de vida, es comprender que la vida nueva
te hará vivir siguiendo los pasos del maestro, de victoria en victoria.
La vida con Cristo es
para valientes…
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