No toda envoltura, por muy espectacular que se vea tiene un
buen contenido…
Quién no ha recibido un obsequio y cuando lo abre…ups!!!
Seamos honestos, más bien deberíamos ser agradecidos, pero
lo cierto es que en algún momento fuiste agradecido con las muelas de atrás.
Las sorpresas son eso mismo, algo que te sorprende
repentinamente, algo que jamás esperabas.
Pero cuando lo que descubres es la traición, es el regalo inesperado más doloroso que se pueda recibir.
Puede irrumpir en
nuestras vidas de diferentes maneras…
- Te sientes traicionado por tu pareja, quien juró amor eterno.
- Te sientes traicionado por tu padre y/o madre, que se supone que son las personas que te debían amar y proteger.
- Te sientes traicionado por un compañero de trabajo, quizás conflictos provocados por los celos profesionales, etc.
- Te sientes traicionado por la figura espiritual, que se supone debía ejercer la gracia en todo tiempo, guiarte, cuidarte y restaurar en amor, etc.
- Te sientes traicionado por los hijos, esos que le diste todo cuanto pudiste y ahora te dan la espalda como desconocidos.
- Te sientes traicionado por ese gran amigo, el cual hiciste como a un hermano.
No importa de dónde venga la traición, es devastadora,
difícil de asimilar, produce un dolor intenso y muy profundo. Que te oprime el
pecho y sientes que aniquila el corazón.
Los demás no te conocen en realidad, solo conocen la fachada
de tu vida…y fingimos vivir vidas felices, pero cuando esa puerta cierra
tropiezas con la realidad y sientes que todo se desmorona a tu alrededor.
Pero allí en la soledad, quien único ve y puede palpar todo
ese dolor es Dios, es el único que puede sanar las heridas del corazón.
Es un proceso difícil y agudo, pero Dios lo utilizará para
moldearte, a fin de que un día sea de testimonio para aquellos que resisten el
mandato del perdón y Él reciba TODA la
gloria.
Pero debes tomar una decisión, no es opcional… debes
permitirle que lo haga. Dios siempre será un caballero, así que debes humillarte y entregarle TODO lo que sientes, a cara descubierta puedes ir
confiadamente ante el trono de la gracia.
Santuario Schoenstatt en Juana Díaz, Puerto Rico |
Es necesario que te
fallen, para no poner la mirada en el hombre…
Veamos…
Así dice el SEÑOR: Maldito
el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del SEÑOR
se aparta su corazón. Será como arbusto en el yermo y no verá el bien cuando
venga; habitará en pedregales en el desierto, tierra salada y sin habitantes. Bendito es el hombre que confía en el SEÑOR, cuya confianza es el SEÑOR. Será
como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la
corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año
de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto. Más engañoso que todo, es
el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?
Jeremías 17:5-9
Definitivamente tenemos que tomar conciencia de nuestras
acciones y no dejarnos llevar por las emociones, ya que éstas siempre nos harán
tomar decisiones erradas, las cuales siempre tendrán unas consecuencias. Hay
cosas en la vida que hay que sopesarlas y hay fronteras que no debemos cruzar.
Pero la realidad es que en muchas ocasiones también fallaste
y anhelas recibir ese perdón, no estamos exentos de fallar y que nos fallen.
“Así que, el que
piensa estar firme, mire que no caiga”.
1 Corintios 10:12
Perdonar es la acción más hermosa y liberadora que puedes
elegir.
Debes continuar no importa quién te falle… ya que en la
vida siempre habrá un Pedro y un Judas, para aprender a perdonar.
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